jueves, 28 de julio de 2011

Es como introducirnos en un laberinto


La observación de la ejecución y creación de una obra en el acompañamiento terapéutico, implica algo más que estar observando los efectos surgidos en el papel de una combinación especial de colores o de la implicación de la forma en su relación con la mancha.............en el acompañamiento, hay algo más importante que simplemente servir de “acompañante” y facilitar la fluidez de la ejecución en el ejercicio, o quedarse en la admiración de la mancha fortuita......
Para que todo “funcione, fluya” adecuadamente (por decirlo de alguna manera), hay que percibir otros factores importantes en nuestro paciente (o grupo), la concentración, la divagación, la reacción a ciertos colores, a ciertas formas, la excitación o el rechazo, la fuerza con la que se marca en la hoja, el ritmo de la ejecución, los espacios, los silencios, la agresividad, la pulsión.....
En cierta manera, la ejecución de una obra en la terapia, es como introducirnos en un laberinto, ya que sabemos como entramos en él, pero la salida a veces se dificulta por muchisimos factores causales, casuales y fortuitos, (esto es lo que lo hace tan interesante desde la partida de acompañante)  el hacer de Ariadna en el proceso terapéutico es lo que lo valida y lo que lo hace merecer la pena el soportar sin angustias todo aquel posible problema de las espera y de las tensiones del proceso arte terapéutico. 



Entender, percibir  el sentido de la “locura” en el acompañamiento, es en cierta manera dejarse llevar por la fluidez y la percepción emocional ( además de la intuición) que nos habla desde la imagen  y nos indica la salida así tal como lo haríamos perdidos en un laberinto.

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