Tratar de delimitar el concepto de museo supone entender su papel en la sociedad.
La importancia del museo como institución viene complementada por un destacado papel como hecho social.
El siglo XXI supone nuevos retos para estas instituciones culturales.
“El museo tradicional es, físicamente hablando, un edificio que contiene una colección de objetos. El campo de acción del nuevo museo resulta ser el territorio de su comunidad (...) natural y cultural”
(Fernández, 1999, )
Hoy en día es una institución muy compleja que involucra no sólo colecciones, sino menesteres educativos, exposiciones, movimientos comerciales, etcétera.
Ha adquirido el aire vertiginoso de la sociedad que habita, cambiante y ansiosa de ver más.
Hernández Hernández (1998) resume el fenómeno de esta forma:
En la actualidad nos encontramos con dos tipos de museos: los que se aferran a su tradición en una visión miope del pasado y los que, con una perspectiva de futuro y sin renunciar a lo mejor de su pasado, intentan evolucionar y caminar al compás de la sociedad y su desarrollo .
A la luz de estas consideraciones, podemos decir que el museo debe ser el lugar -y el tiempo- de interconexión entre la colección y su comunidad, sin importar su perfil. “(...) Un laboratorio, en la medida en que contribuye al estudio histórico y contemporáneo de esa población y de su medio y favorece la formación de especialistas en sus campos respectivos (...) Rivieré.
“El museo de nuestro tiempo ha girado desde una posición eminentemente disciplinal (...), hacia una disposición de servicio público.” Los museos “han asumido la necesidad en el siglo XXI de convertirse también en auténticos centros de proyección sobre su entorno social” (Fernández, 1993).
Según la American Association of Museums:
El Museo moderno es esencialmente dinámico y está al servicio de la educación popular, no se concibe una organización técnica para un exclusivo núcleo de concurrentes.
El Museo depósito ya no existe, sino que es dinámico, por eso más que acumular materiales o fondos documentales, pone ese acervo al servicio del público.
Como centros que actualizan relatos legitimadores de lo artístico y lo cultural, los museos no han escapado del mega-revisionismo que impregna la cultura contemporánea. Desde mediados del siglo XX han sido notorias las voces que indagan en la función del museo en la sociedad, y señalan la necesidad de su renovación.
El Museo MOMA de New York y su nuevo y flamante programa de ayuda a pacientes de ALZHEIMER a través de las Artes, nos cuenta que:
La conexión con el arte puede proporcionar beneficios significativos a gente con o en necesidades particulares y a sus cuidadores.
Esto es cierto tanto si la experiencia se centra en “mirar y hablar” sobre el arte o en crear arte. En ambos casos, se puede utilizar el arte como una vía de expresión personal significativa. Es más, por medio de una observación y una conversación detallada, la conexión con el arte ofrece a una persona que tenga la enfermedad de Alzheimer (por ejemplo) la oportunidad de:
• Explorar e intercambiar ideas acerca del arte y de los artistas.
• Experimentar un estímulo intelectual.
• Establecer conexiones entre vivencias personales y el mundo en su conjunto.
• Evocar experiencias personales y memorias lejanas.
• Participar en una actividad significativa que promueve el desarrollo personal.
Además de estos beneficios, los cuidadores también se enriquecen de estas experiencias de arte, al tener la ocasión de explorar sus propios intereses artísticos mientras que la persona a la que cuidan está presente y siendo partícipe de la experiencia en un ambiente seguro.
En su ensayo “Los museos y las multitudes sedientas” Arthur Danto señala que si bien las “multitudes están sedientas de arte, …el arte del que están sedientas no es algo que el museo pueda darles, pués en realidad “lo que buscan es un arte propio”.
Creo que al pueblo se le puede atraer al arte y a los museos, y como dijera Oscar Wilde, no es que al arte se le haga ‘popular', sino que al público se le convierta en ‘artista'”.
El Comité Español ICOM/CE dice que un museo es: “una institución permanente, sin ánimo lucrativo, al servicio de la sociedad y de su desarrollo, abierta al público y que lleva a cabo investigaciones referentes a los testimonios materiales del hombre y de su entorno, los adquiere, los conserva, los da a conocer y especialmente los expone con la finalidad de promover el estudio, educar y deleitar”
El propósito en el Siglo XXI es la educación: el museo es fundamental en el desarrollo de la persona; no es un centro encerrado en sus muros, sino una institución viva que se proyecta sobre todo su entorno. Está en la mano de sus gestores aportar una imagen dinámica y participativa en la sociedad que se inserta.
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